“Tú, Soberano SEÑOR, has sido mi esperanza; en ti he confiado desde mi juventud” (Salmo 71:5, NVI).
Hay pocos momentos que inspiran tanta esperanza y asombro como la experiencia de un niño la mañana de Navidad. Recuerdo con cariño despertarme antes del amanecer la mañana de Navidad, oliendo el aroma del café que preparaban mis padres, esperando ansiosamente bajar las escaleras hacia el árbol. Mi corazoncito de 10 años estaba lleno de esperanza de que, bajo las luces titilantes habría una bicicleta nueva… ¡de esas adornadas con serpentinas brillantes y una encantadora campana en el manubrio! Aquel era el gran regalo del día.
Cuando se es joven, la Navidad suele girar en torno a la anticipación de regalos debajo del árbol. Sin embargo, a medida que crecemos y maduramos, llegamos a comprender que nuestra esperanza no se encuentra en los regalos debajo del árbol, ni en cualquier otra cosa material, sino en el regalo de Cristo. Su llegada introdujo una esperanza que se extiende a toda la humanidad y nos asegura la confianza en la eternidad.
A medida que crecemos y maduramos, llegamos a comprender que nuestra esperanza no se encuentra en los regalos debajo del árbol ni en cualquier otra cosa material, sino en el regalo de Cristo.
Mientras pastoreamos a otros a través de las alegrías y desafíos de esta temporada, recordemos constantemente a nuestras familias y nuestras congregaciones a hallar su esperanza, no en las cosas temporales y ajetreadas de la temporada, sino en el Señor.
Y que nosotros, como pastores y líderes, centremos nuestros corazones y mentes en la esperanza que ha estado con nosotros desde nuestra juventud y que permanecerá con nosotros para siempre: Emanuel, Dios con nosotros. Él ha estado incesantemente presente con nosotros y Su presencia es verdaderamente el mejor regalo.
Oración + reflexión
- Reflexione sobre momentos a lo largo de su vida (“desde mi juventud”) en los que ha experimentado Su presencia. Tome un momento para descansar en esas reflexiones.
- Ore que aquellos a quienes pastorea comprendan verdaderamente la esperanza de esta temporada en medio de todas las actividades y ocupaciones.
- Levante en oración a aquellos en todo el mundo que puedan estar luchando contra la desesperanza, para que experimenten el amor de Jesús en esta temporada navideña.
