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Tammy Dunahoo

Un catalizador es una bujía, un incidente que incita, un estímulo, algo que desata cambios.

Una cultura catalizadora es un ambiente en el que las personas son alentadas a ser innovadoras; en el que se patrocinan nuevas oportunidades originales ; en el que la gente colabora para un mayor impacto; y en el que los soñadores pueden soñar. Pero aún más importante, una cultura catalizadora es aquella en la que nuestro Dios Creador dirige.

Jesús encajaba con la descripción de un líder catalizador. Atraía a las multitudes donde quiera que iba. Comentaban que Sus palabras eran diferentes; que había verdad y gracia en ellas y que producían resultados poderosos. Su conducta atraía a los pecadores de mala reputación que querían escuchar lo que Él tenía que decir. ¡Algo cambiaba cuando Él aparecía en escena!

Tener una cultura catalítica requiere a alguien que pueda inspirar a la gente a unirse a soñar una visión diseñada por Dios y luego moverse juntos hacia ella. En Re-imaginar 1.0 realineamos nuestras oficinas nacionales y de distritos con un liderazgo catalítico. Ahora dirigimos y tomamos decisiones teniendo a la misión y el movimiento como enfoque central. Entrevistamos y nombramos supervisores de distrito con características de agentes de cambio y que pueden reunir al pueblo para tener un impacto colectivo, tanto local como regionalmente, al igual que nacional y globalmente.

En Re-imagina 2.0 estamos usando la frase, «¡Es su turno!» Pastores y líderes de la iglesia, ¿qué ven ustedes? ¿Qué es lo que lo entusiasma a usted y a su congregación para unirse en misión con Dios, haciendo discípulos, forjando y enviando líderes, multiplicando iglesias y congregaciones, e impactando la comunidad y el mundo?

Nuestro lema colectivo como movimiento el año pasado fue «Enviado»; nuestro lema este año es «Empoderado». Estas dos palabras están enfocadas en catalizar movimientos locales de un pueblo enviado a sus comunidades y empoderado por el Espíritu Santo para encarnar el amor y la gracia de Dios para el mundo.

Pastores, esto significa que su iglesia tenga mayor conciencia de las necesidades de su ciudad antes que de sus programas,  y que planee el calendario de su iglesia con suficiente espacio para que la gente viva en la misión unos con otros y vivan vidas saludables como un modelo de bondad. Esto generalmente requiere de una completa reorientación de cómo «hacemos iglesia» en años recientes. Esto significa entablar relaciones con la comunidad tanto como con la iglesia.

Esto es ser sal y luz; ¡ambos de los cuales son agentes catalíticos tan pronto se usan! Me fascina contar historias de iglesias Cuadrangulares que habían intentado alcanzar a las personas sin resultado hasta que a alguien se le ocurrió una idea creativa en base a una verdadera necesidad en la comunidad; iglesias que antes no tenían vida ahora están alcanzado gente como nunca antes.

Una lo hizo involucrándose en el sistema de adopción, otra lo hizo abriendo una tienda de segunda mano y otra lo hizo involucrándose con la escuela pública al otro lado de la calle. ¡Algunas vieron su demografía cambiar y cambiaron sus iglesias en congregaciones que se veían como su comunidad!

En el libro Influencer (Influyente por McGraw-Hill Education) los escritores Kerry Patterson, Joseph Grenny y David Maxfield describen a una persona catalítica e influyente como alguien que «se aparta de lo establecido». La mayoría de la gente es propensa a pensar que otros tienen motivos egoístas o intenciones maliciosas cuando provocan ciertos inconveniente o dolor o se comportan mal.

Los Influyentes o catalizadores se rehúsan a concluir que otros tienen un defecto moral; en vez de esto, los ven como personas con un letargo moral. Es nuestro trabajo despertarlos. Esto me recuerda el espíritu de las Bienaventuranzas. Es nuestra perspectiva la que determina cómo vemos a otros y cómo interactuamos con ellos. También se vincula con mucha de la instrucción neotestamentaria sobre cómo interactuar con un pueblo ciego y oscurecido. Tenemos que tener el modelo de compasión de Jesús: Él vio a la gente como ovejas descarriadas sin pastor.

La iglesia se encuentra en un momento maravilloso en nuestro mundo. Hay gran  oportunidad para que los catalizadores escuchen la voz del Espíritu Santo e impulsen movimientos por toda nuestra nación y el mundo. Líder, ¿despertarás de tu propio letargo? ¿Enfocarás tus energías en Dios y en ser transformado a diario? Aquellos que están siendo transformados son los que traen la mayor transformación al mundo que los rodea.

Aquí hay  algunas preguntas que puedes hacerte a ti mismo y a tu iglesia:

  • ¿Cuántos amigos tenemos que no son cristianos, que no sean parte de nuestro «proyecto evangelístico», sino que sean verdaderamente nuestros amigos?
  • ¿A cuántos líderes cívicos, de educación u otros líderes locales has entrevistado para averiguar sobre las necesidades de la comunidad y descubrir cómo tu iglesia puede colaborar con ellos para marcar una diferencia?
  • ¿Cuántas relaciones tienes con otros pastores de todos los credos  en la comunidad quienes están edificando una red de la iglesia en tu área para ser una bendición a la ciudad?
  • ¿Qué le estás enseñando a tu iglesia sobre la misión de Dios y su rol en ella?
  • ¿Cómo se integran el discipulado y la misión y cómo reflejan el calendario y los programas de la iglesia estos propósitos principales?
  • ¿Estamos discipulando y enseñando a nuestros hijos y jóvenes a ser misioneros en su mundo?
  • ¿Tenemos un sistema intencional que discípula a todas las edades y que hace discipuladores de los discípulos? ¿Tenemos un proceso intencional de formación de líderes? ¿Estamos multiplicándonos?
  • Y la pregunta primordial es: Si cerrásemos nuestras puertas mañana, ¿lo notaría nuestra comunidad y sentiría una pérdida?»

es la ex supervisora general de La Iglesia Cuadrangular. Ahora sirve como la decana en el Seminario de Portland (Portland Seminary).
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