A lo largo de los años, he tenido el privilegio de liderar múltiples viajes a Israel, experiencias educativas únicas que hacen que la Biblia cobre vida de una forma que sólo la presencia física en la Tierra Santa puede lograr. Muchos de ustedes han hecho lo mismo y, en consecuencia, han desarrollado un amor por la tierra de Israel, la tierra que ha sido recorrida físicamente por nada menos que Abraham y Jesús mismos.

La promesa de Dios a Abraham no solo incluía una tierra con fronteras reales, sino un pueblo/nación real como su descendencia que sería demasiado numerosa para ser contada. Dios cumplió soberanamente estas promesas de un pueblo y un lugar, como demuestran las páginas de las Escrituras y podemos dar testimonio de estos hechos a través del siglo pasado. La tierra y el pueblo de Israel son milagrosamente únicos y proféticamente vitales para los planes terrenales de Dios.

Oremos juntos por la Paz de Jerusalén.

«Pidan por la paz de Jerusalén: «Que vivan en paz los que te aman”. Salmos 122:6 (NVI)

La oración es la primera respuesta de un creyente, nunca el último recurso. Las Escrituras nos recuerdan que nuestras oraciones no son ineficaces, sino que son muy poderosas (Santiago 5). Por lo tanto, oremos por la preservación de la vida y el fin del odio y la hostilidad. Oramos como Jesús nos enseñó, para que

venga su reino y se haga su voluntad en la tierra como en el cielo. ¡Oramos por la revelación de Jesús, el Príncipe de la Paz!

Proclamemos el evangelio del reino.

«Pero ahora, sin la mediación de la Ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que dan testimonio la Ley y los Profetas. Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios…” Romanos 3:21-23 (NVI)

El evangelio revela la justicia de Dios en Cristo, que nos dirige a la paz. Cuando hay justicia, el resultado es la paz.

«El producto de la justicia será la paz; tranquilidad y seguridad perpetuas serán su fruto». Isaías 32:17  (NVI)

Como ciudadanos del reino, Jesús nos llama a un ministerio de reconciliación (2 Corintios 5:18), por lo que procuramos ser pacificadores (Mateo 5:9), y oramos por la justicia que solo el Mesías puede traer (Isaías 9:7). Trabajamos para que llegue el día en que los hijos físicos y espirituales de Abraham vengan a adorar juntos al único Dios verdadero (Isaías 19:23-25).

Únanse a mí para atender las necesidades de los demás.

Nuestro amor por Dios, a quien no podemos ver, se revela en la forma en que amamos a los demás, a quienes sí podemos ver. Jesús, el Salvador radical, nos llamó a amar a nuestros hermanos creyentes de palabra y obra, e incluso a mostrar este mismo amor a nuestros enemigos.

“PERO SI TU ENEMIGO TIENE HAMBRE, DALE DE COMER; Y SI TIENE SED, DALE DE BEBER, PORQUE HACIENDO ESTO, CARBONES ENCENDIDOS AMONTONARÁS SOBRE SU CABEZA”. No seas vencido por el mal, sino vence el mal con bien”. Romanos 12:20-21 (NBLA)

Foursquare Disaster Relief (FDR) será la agencia por la cual extenderemos nuestro alcance para proveer a los afectados por esta guerra. Podemos responder directa e inmediatamente donando al Fondo Listo (Ready Fund) de FDR.

Creemos en el poder de Jesús.

Como embajadores del reino, nosotros, como la Iglesia de Jesús, tenemos un interés bíblico, escatológico y misional único en lo que está sucediendo hoy en la tierra de Israel. Pero, sobre todo, somos personas llenas del Espíritu que nos preocupamos por el sufrimiento humano, la violencia y la injusticia. La Iglesia Internacional del Evangelio Cuadrangular lamenta la trágica pérdida de vidas en la más reciente guerra iniciada por Hamás contra la nación de Israel.

Los ataques y atrocidades cometidos contra Israel son horribles y malvados. También reconocemos que las tensiones y complejidades geopolíticas de la región son legendarias. En medio de estas realidades, el corazón de Dios para el pueblo judío y las naciones árabes también se establece concretamente a través de la muerte sacrificial y la resurrección de Jesús solamente. Este evangelio impulsa nuestras acciones y motiva nuestros intereses, ante todo.

Estoy agradecido por el poder y la esperanza que tenemos en Jesús. ¡Seamos la Iglesia!

es presidente de La Iglesia Cuadrangular (Estados Unidos).