El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien. Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente. (Romanos 12:9-10)
Que, durante esta época de Pentecostés, nos podamos examinar a nosotros mismos mientras nuestra nación se tambalea por los efectos del odio y la contienda. No se nos puede pasar por alto que la primera palabra describiendo el fruto o evidencia de una vida bautizada por el Espíritu es amor. Escuchamos el sonido resonante de Juan, el Amado: “Dios es amor”. Prestamos mucha atención cuando Jesús describió el mandato que cumple toda la ley y los profetas: “Ama al Señor tu Dios con todo… y a tu prójimo como a ti mismo”, y entonces representa al “prójimo” como alguien diferente a nosotros. Seamos gente motivada e impulsada por el amor debido a la obra del Espíritu en nuestros corazones.
Puntos de oración:
- Oremos por un fresco bautismo en el Espíritu Santo que produce y da a luz el fruto del amor.
- Oremos que todas las barreras que dividen sean derribadas, que las etiquetas que lastiman sean eliminadas y que el odio y la contienda cesen y sean reemplazados por amor y gozo.
- Oremos que el Espíritu Santo dé a los líderes de nuestra nación sabiduría, guía y valentía para abordar y traer cambio a todos los asuntos sistémicos en el tejido de nuestro país, que causen daño y división.
- Oremos que la Iglesia emerja como el corazón, la voz y las manos del amor, el gozo, la paz, la paciencia, la amabilidad, la bondad, la fidelidad, la humildad y el dominio propio.
