John L. Amstutz
John L. Amstutz

La profundidad y amplitud del amor redentor de Dios por todas las naciones se halla a lo largo de las Escrituras. Es el tema integrador y dominante de la Biblia.

En la tarde de Su resurrección, Jesús les dijo a sus temerosos discípulos: “—Cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.

Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras.  —Esto es lo que está escrito —les explicó—: que el Cristo padecerá y resucitará al tercer día, y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de estas cosas.” (Lucas 24:44-48, NVI).

De esto es lo que se trata el “todo” de la Biblia—la predicación de las Buenas Nuevas, el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones. Se trata de cuatro “todos”.

(1) Todos han pecado y están lejos de la gloria de Dios. Todos están sin Dios y sin esperanza. “No hay justo, ni aun uno” (Rom. 3:9-18, RV1960; Sal. 14:1-3; 53:1-3). La condición de la humanidad es desesperada y universal.

“Peor que estar atrapado y no conocer el camino de salida, es estar perdido y ni saberlo, porque entonces uno no busca la salvación, no la reconoce cuando viene ni la acepta cuando es ofrecida. Eso es estar perdido … La condición perdida del ser humano quebranta el corazón del Padre. ¿Qué hace con el nuestro?” (J. Robertson McQuilkin)

(2) Cristo murió por todos: “Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?” (Rom. 10:9-15, RV1960; Is. 28:18, 52:7). Las Buenas Nuevas de salvación por medio de Jesucristo deben alcanzar a todas las naciones y a cada persona. La Gran Comisión de Cristo es urgente y universal.

“La comisión misionera es, desde su comienzo, una comisión ecuménica, una comisión que concierne a todo el mundo habitado. Por ende, el criterio es simplemente: que uno debe haber escuchado de Cristo para poder creer en Él. Por ende, Él debe ser predicado en todo lugar y con este fin deben ser enviados mensajeros del evangelio”. (Johannes Blauw)

Las Buenas Nuevas de salvación por medio de Jesucristo deben alcanzar a todas las naciones y a cada persona. La Gran Comisión de Cristo es urgente y universal.

(3) Dios “no [quiere] que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9, RV1960; Gen. 12:1-3). Él buscó a Adán, llamó a Noé, escogió a Abraham, envió profetas, buscó a Israel, humilló naciones y envió a Su Hijo, el Mesías, a redimir a una raza obstinada. La naturaleza misionera de Dios es implacable y universal.

“Los argumentos supremos para las misiones no se encuentran en palabras específicas algunas. Es en el mismo ser y carácter de Dios donde se han de encontrar las razones más profundas de la empresa misionera. No podemos pensar en Dios excepto en términos que requieren la idea misionera”. (Robert Speer)

(4) Todas las naciones que Dios creó “vendrán y adorarán delante de [Él]” (Sal. 86:9, RV1960). Su Hijo merece recibir la recompensa de Su sufrimiento, porque con Su sangre “[compró] para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación.” (Apoc. 5:9, NVI; 7:9-10). Todo lo que Dios ha hecho es para Su gloria. La gloria de Dios es suprema y universal.

“Las misiones no son la meta final de la iglesia. La adoración lo es. Las misiones existen porque la adoración no está. La adoración es suprema, no las misiones, porque Dios es supremo, no el hombre. Cuando esta era finalice y los innumerables millones de redimidos caigan sobre sus rostros ante el trono de Dios, las misiones ya no existirán. Es una necesidad temporal. Pero la adoración permanece para siempre”. (John Piper)

es un consultor de misiones para La Iglesia Cuadrangular y autor de Discípulos a Todas las Naciones (Foursquare Missions Press).
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