Anna Marie Mazzone

Casi todos los ministerios han sido afectados por los desafíos únicos que trajo el 2020. Pero ciertas comunidades se vieron más afectadas que otras. Quizás los más vulnerables fueron aquellos sin techo y otras personas que dependían de los servicios sociales para sobrevivir. La obrera misionera de FMI, Anna Marie Mazzone, que sirve en la ciudad alemana de Bielefeld lo sabe muy bien.

Ella ha estado dirigiendo un ministerio de multi-iglesia para personas adictas, sin techo y jóvenes que viven en las calles de Bielefeld, desde el 2013. Su iglesia en la calle se reunía para cenas semanales y ministración personal en la estación del tren donde mucha gente pasa gran parte de su día acampando, comprando, vendiendo y tomando drogas.

“Vamos a ellos… Yo diría que mi iglesia en la calle tiene muchas dificultades, ¡pero la asistencia no es una de ellas!” Anna Marie nos dice con un toque del humor.

El ministerio estaba creciendo. Había engendrado una segunda reunión enfocada en discipulado para aquellos interesados en acercarse más a Jesús. Sin embargo, solamente tres meses después que el grupo había comenzado, los encerramientos causados por la pandemia del coronavirus provocaron un serio trastorno no solamente al ministerio, sino a la forma de vida de la comunidad. Las ya escasas fuentes de comida y dinero de las que muchos de los feligreses dependían habían desaparecido, mientras el miedo y la enfermedad se apoderaban de la ciudad.

“Ellos estaban viendo al mundo cambiar y y siendo puestos bajo presión, y estaban haciendo preguntas. Estaban mucho más abiertos a orar y hablar sobre Jesús. La gente que antes no había demostrado interés, ahora se estaba abriendo porque tenían miedo”. —Anna Marie Mazzone

“Había mucha gente realmente hambrienta”, Anna Marie recuerda. “La situación empeoró aun más y la gente se volvió más agresiva. La atmósfera en las calles se hizo muy diferente”.

A pesar de estas dificultades, Anna Marie y su equipo no se desanimaron. De hecho, trabajaron aun más duro. Comenzaron gastando entre 100 y 150 euros cada semana para comprar paquetes de alimento y saliendo a las calles casi todos los días durante el encerramiento para alimentar, orar y ministrar a las personas, una por una.

Mientras que su ministerio haya tenido que cambiar en respuesta a la crisis que la rodeaba, Anna Marie dice que en realidad sus oportunidades para evangelizar aumentaron.

“Ellos estaban viendo al mundo cambiar y siendo puestos bajo presión, y estaban haciendo preguntas. Estaban mucho más abiertos a orar y hablar sobre Jesús. La gente que antes no había demostrado interés, se estaba abriendo porque tenían miedo”, explica.

Incluso después que los encerramientos terminasen en Alemania y el grupo de discipulado pudo reunirse nuevamente, ella descubrió que los que asistían estaban más interesados y comprometidos en aprender lo que significa seguir a Jesús. Las dificultades de los meses previos habían realmente refinado su ministerio y permitido más claridad de visión y una disposición más audaz para ponerla en práctica.

“Hay una intensidad de enfoque, una urgencia que ha llegado”, comparte Anna Marie en respuesta a cómo estos tiempos desafiantes han formado su relación con Dios. “Ha sido extremadamente impactante para mí personalmente, queriendo perseverar, peleando las batallas espirituales, viendo y observando a la gente morir, la urgencia de compartir el evangelio y ser una luz para ellos”.

Habiendo estado en la vanguardia de la pandemia y su estela, Anna Marie nos anima a todos que la palabra de Dios y Su propósito no han cambiado, aún si nuestros métodos tuvieron que hacerlo, para avanzar.

“Cuando pienso en lo que la iglesia primitiva tuvo que pasar y cómo fueron fuertemente perseguidos, y el caos, las restricciones, la manera en que el ministerio tuvo que ser flexible, sin embargo Dios tomó todo aquello e hizo mucho más de lo que nadie imaginaba, dice ella. “Nos animo a mantener el enfoque en lo que Dios puede hacer y no en lo que nosotros podemos hacer o no hacer. Necesitamos cambiar de iglesias orientadas a programas a iglesia orientada a relaciones, y cómo lograrlo con las regulaciones y restricciones que tenemos. Es mi oración que volvamos a enfocarnos en el evangelio y el discipulado”.

es escritor independiente y miembro de Hillside (Reno Foursquare Church) en Reno, Nevada.
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