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La matemática de Dios no tiene sentido en el ámbito humano pues sus reglas solo funcionan en Su dominio. Si tomamos en serio el llevar el reino de Dios a nuestras comunidades, entonces necesitamos estar dispuestos a abandonar lo que nuestro maestro del primer grado nos enseñó y grabar en nuestros corazones un concepto radicalmente diferente: En el reino de Dios, la multiplicación tiene que ver con la resta.

Para poder tener alineamiento en nuestra efectividad misional en nuestro movimiento, usamos el término «multiplicación de la iglesia». Tenemos la mejor de las intenciones de crecer, pero generalmente fallamos en nuestras metas porque consideramos la multiplicación como crecimiento gradual y no como crecimiento exponencial.

Las iglesias se quieren multiplicar como conejos, pero nuestro nivel de crecimiento se parece más al de los osos panda: Estamos en peligro de extinción. La adición puede ser atractiva, pero no es la solución más efectiva. Necesitamos acoger con pasión intensa la primera tarea que Dios nos dio: «¡Fructificad y multiplicaos!» La multiplicación tiene que ver con la resta.

Tras haber estado involucrado con muchos modelos de plantación de iglesias en los últimos 14 años, he visto que la auténtica  multiplicación tiene que ver con un poco de resta, con disminuir, con soltar algo. He visto cómo la multiplicación ha sido el resultado de soltar recursos, o dinero, o personas, o líderes, o todo lo anteriormente mencionado. Tenemos que estar dispuestos a abandonar nuestros propios planes, nuestra comodidad y aun nuestro orgullo.

También me he dado cuenta de que si nos cuesta soltar cosas, es generalmente porque tememos no tener lo suficiente para nosotros mismos. Se nos olvida que nuestro Padre celestial estableció el ejemplo – Él dio su más precioso tesoro para que la humanidad entera tuviera la oportunidad de recibir Su gracia.

Una mentalidad de escasez nos impulsará a recoger y a edificar nuestros castillos. Pero una mentalidad del reino de Dios nos motivará a entregarnos a nosotros mismos sin temor porque confiamos plenamente en la provisión de Dios.

Algunas de las personas más apegadas a la mentalidad del reino de Dios que conozco, son expertos en la resta. Aman sus ciudades y comunidades y saben que ellos solos no pueden alcanzarlos a todos. Ponen sus egos a un lado y acogen cálidamente a las nuevas iglesias cuando llegan a su área. No se preocupan si una nueva iglesia se muda al otro lado de la calle, o si un anterior pastor de su congregación empezará una nueva iglesia a una milla de ellos la próxima semana.

Toman riesgos y comparten sus instalaciones con otras congregaciones para que así muchas más personas en su comunidad puedan ser alcanzadas. No les importa que su marca eclesiástica mengüe para que otras marcas crezcan. No se resienten cuando miembros de su congregación se van para apoyar a otra iglesia. Se entregan a sí mismos con gozo, enloquecen por ello, ellos restan.

Si queremos multiplicarnos y ver un avivamiento debemos estar dispuestos a dar algo y a restar. Debemos alentarnos uno al otro constantemente a abrazar las realidades y leyes de la resta en el reino de Dios. Para poder avanzar, tenemos que soltar. Para poder crecer, tenemos que menguar. Para poder multiplicar, tenemos que restar.

Permítame alentarlo: Esté dispuesto a preparar y a soltar a sus mejores líderes; Dios levantará aún mayores líderes para que vengan y sirvan a su lado. Esté dispuesto a dejar ir sus recursos financieros para plantar iglesias; Dios rellenará sus arcas con mayor abundancia.

En lo que usted mengua, el reino de Dios crecerá. Convirtámonos en gente con mentalidad del reino que  no teme menguar y soltar. Esa es la manera de Dios. La multiplicación, también conocida como avivamiento, tiene que ver con la resta.