“Día de Reposo”. Por muchos años interpreté que el “descanso sabático” significaba dejar “mis obras” a fin de enfocarme en hacer “la obra de Dios”. Francamente, no ha habido mucho de eso que yo haya experimentado como relajante. De hecho, al contrario, ¡Su obra me ha mantenido bastante ocupado!
No soy un tipo al que le gusta quedarse quieto. Cuando conocí a Jesús a los 21 años en España, me involucré de una vez en el trabajo del ministerio y el llamado bi-vocacional que creí que Dios me había dado. Cuando mi esposa y yo llegamos a Francia en 1994, teníamos tres hijos menores de 5 años. En ese tiempo yo era un “hacedor de tiendas”, porque no había obras Cuadrangulares en la región.
En los primeros cinco años, terminé un programa de doctorado, enseñé a tiempo completo, comencé un negocio, planté nuestra primera iglesia Cuadrangular, y añadimos un cuarto hijo a la mezcla. En aquellos días lo del Sabático solo era un concepto escurridizo. ¿No se suponía que debía estar siempre disponible para Dios, para ayudar a lograr Sus propósitos para las Naciones Francófonas?
La misión de Dios ciertamente ha logrado grandes cosas a lo largo de los años. Hoy tenemos más de 70 obras locales en Francia, miles de iglesias en Nigeria y los países de habla francesa en todo África, y hasta un negocio en Ghana. Estoy tan asombrado y agradecido de que Dios se haya movido poderosamente en estas regiones, y tengo el privilegio de tener la oportunidad de continuar uniéndome a Él en Sus buenas obras.
Aunque he sentido que Dios ha estado despertando en mi corazón este concepto del descanso sabático, siempre he luchado un poco con la idea de solo “ser”, pensando en ello como algo menor a “hacer”. Cuando llegó el COVID-19, con sus cierres internacionales, la vida como la conocíamos, se detuvo. Me energizo por hacer, así que el pensamiento de no hacer nada nunca me ha atraído mucho. Pero aquí estaba, en cuarentena en mi casa durante meses sin lugar a dónde ir. ¡Hablando de ser confrontado cara a cara con la idea del día de reposo!
Hasta entonces, creo que no tenía forma alguna de medir cuán lejos me había alejado del descanso sabático. Para mí, la experiencia ha sido como que si el avión de mi vida hubiera llegado a un punto muerto en el cielo. Cuando los aviones se topan con puntos muertos, pueden descender en caída libre por miles de pies en tan solo unos segundos. Así se sintió la cuarentena para mí; es como si el fondo de mi vida se hubiera caído temporalmente.
“Sigo siendo un tipo al que le encanta hacer. Pero estoy aprendiendo cómo decir no y confiar en que Dios puede y hará tanto o más con o sin mi constante ayuda”. —Dan Lucero
Gracias a Dios, Dios me recordó que Él es mi cinturón de seguridad. Todavía en control, Él me ha estado enseñando cómo se ve el Día de Reposo de manera práctica.
En el último año, el trabajar en la disciplina del descanso sabático ha calmado mi espíritu al estar descubriendo consuelo en literalmente no hacer nada. No estoy haciendo esto de manera perfecta, y algunos días es un viaje lleno de baches, pero el “vuelo” se está volviendo más fácil. Estoy hallando estabilidad. Finalmente he descubierto de primera mano lo que Jesús quiso decir cuando dijo que el “día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” (Marcos 2:27, RV1960).
Necesito el descanso sabático por un par de razones importantes.
- Es bueno para mi mente y cuerpo. En un sentido físico, puedo recargarme y refrescarme.
- También es bueno para mi corazón. Me mantiene en una postura de abandonarme y confiar en Él; de creer que Él todavía puede lograr Sus propósitos sin mí —¡imaginen eso!
- Es más, Él me ha mostrado que la obra de la Gran Comisión aún sigue avanzando, y de maneras que son hasta mejores de lo que yo podría soñar. Ver esto me ha humillado como también ha aumentado mi fe.
Sigo siendo un tipo al que le encanta hacer. Pero estoy aprendiendo cómo decir no y confiar en que Dios puede y hará tanto o más con o sin mi constante ayuda. Mis niveles de adrenalina han disminuido, y soy un hombre más saludable hoy debido al descanso sabático. Alabado sea el Señor, ¡la Gran Comisión nunca para, aún si lo hacemos nosotros!
