Daniel Brown

Soy nieto de dos ricas tradiciones en la iglesia de Cristo: los parientes de mi padre fueron evangélicos que enseñaban la Biblia, haciendo énfasis en credos centenarios , doctrinas articuladas y el estudio cuidadoso de la Biblia.

Los parientes de mi madre fueron Pentecostales que exponían la Biblia, enfatizando en las manifestaciones del Espíritu hoy día, las evidencias milagrosas y la prédica inspirada.

Debido a que mi mamá fue expuesta demasiadas veces a esfuerzos bien intencionados pero mal informados de expulsar los demonios que la hacían tartamudear (una vergüenza que cargó la mayor parte de su vida), mis padres evitaron los tipos de ministerios en los que se manifestaba el «poder del Espíritu». Creciendo en la iglesia oía al pastor leer 1 Corintios 11 antes de la Santa Cena cada mes – pero nunca llegó la lectura  a tocar ni siquiera un verso del capítulo 12: «En cuanto a lo espiritual, no quiero, hermanos, que ignoréis». («lo espiritual» usualmente es traducido «dones espirituales» pero «dones» no aparece en el original.)

En 1973, como estudiante de licenciatura en UCLA, asistí por accidente  a una iglesia pentecostal un Domingo de Pentecostés porque era el único aventón que pude encontrar a una iglesia. ¡Esa sí fue una combinación de locura para alguien que no sabía casi nada sobre el bautizmo en el Espíritu! Como era de esperar, el pastor ofreció orar para quien quisiera recibier el bautizmo en el Espíritu Santo. Oré fervientemente; el equipo de oración oró con fervor sobre mí mientras presionaban sobre mi cabeza insistentemente, pero nada sucedió.

Ni antes ni después de mi fracaso de hablar en lenguas, me dio alguien una explicación bíblica sobre el significado de ser «lleno»; o cómo el hablar palabras dadas a nosotros por el Espíritu era seguir el patrón de Jesús, quien habló palabras dadas a Él por el Padre (Juan 14:10); el Espíritu sigue el mismo patrón, hablando palabras que Él escucha de Jesús (Juan 16:13). Un aspecto clave de ser como Jesús es hablar palabras que no vienen de nuestra «propia iniciativa» (Juan 8:28).

Un estudio incompleto de la Biblia (Moisés tartamudeaba) dejó a mi mamá sintiéndose insegura, y así perdió lo que pudo haber sido su porción ministerial. Esto demoro mi exposición a las cosas del Espíritu. Así que, desde ese Pentecostés de 1973 (y varios meses después cuando el Espíritu tiernamente transpuso palabras de la dimensión espiritual en sílabas y sonidos que yo pude murmurar con mis labios), me ha apasionado explicar por medio de la Biblia lo que significa ser empoderados como testigos de Jesús después de que somos bautizados en el Espíritu (Hechos 1: 8).

Creo que nos resulta engorroso por nuestra comprensión en inglés de poder y de atestiguar. Recibir «poder» no es como recibir un paquete de pilas independiente o una dosis concentrada de dinamismo para usar conforme deseemos. En lugar de esto, es una habilidad mayor para percibir lo que Jesús está haciendo y diciendo.

Antes de testificarle a otros, tenemos que primero «atestiguar»/ observar algo, y el empoderamiento del Espíritu nos capacita a contemplar mejor «cosas que ojo no vio, ni oído oyó» (1 Co. 2:9 LBLA). Desde el reino espiritual, el Espíritu Santo nos da obras y palabras de Jesús transformando esas «obras» de una manera que podamos entenderlas con nuestras facultades naturales. Y lo que el Espíritu revela nosotros entonces lo podemos duplicar en nuestro mundo.

Lo espiritual cobra un significado sencillo – palabras y obras sobrenaturales desde el reino de lo invisible e intangible, traducidas por el Espíritu en expresiones, comprensiones e impulsos que podemos hablar/hacer en el ámbito natural. Explica la lengua espiritual (hablando conforme el Espíritu nos da) y los dones espirituales (conociendo, declarando y haciendo lo revelado por el Espíritu).

El ser guiado por el Espíritu, empoderado por el Espíritu, y lleno del Espíritu esencialmente significa siguir el patrón de Jesús–que no actuó por Su «propia iniciativa»  sino haciendo y diciendo solo lo que Él primero vio en Su Padre (Juan 5:19, 30; 8:42; 12:49 y 14:10). Como un movimiento lleno del Espíritu, La Iglesia Cuadrangular enseña a sus miembros a que se hagan a un lado sus habilidades naturales e iniciativas, y en su lugar, les enseña a hablar y actuar por revelación e inspiración del Espíritu Santo.


Los Distintivos Globales, acordados por casi 240 líderes en la Cumbre Global 2012, son seis principios unificadores que unen a toda nuestra familia Cuadrangular en doctrina y cultura.

Lea más historias sobre cómo la gente vive nuestros Distintivos Globales Cuadrangulares.

es un conferencista, escritor y pastor fundador de The Coastlands (Aptos Foursquare Church) en Aptos, California.
Anuncio