Estaba trabajando como mecánico en una fábrica en Alemania cuando un obrero argentino, que había inmigrado con su esposa, se me acercó, preguntándome si creía en Jesús.
El hombre me contó cómo su esposa había sido sanada después de una oración, y cómo él había sido liberado de una adicción al alcohol. También dijo que sus pecados habían sido perdonados y que su vida había cambiado por seguir a Jesús. Yo no conocía a Jesús.
Comencé a leer la Biblia e ir a la iglesia que él asistía. Pronto entendí que debía someter mi vida a Cristo. Mi vida cambió completamente, y por primera vez, supe que mis pecados habían sido perdonados.
El argentino y su esposa me acompañaron en el camino de la fe por unos tres años. Juntos leímos la Biblia, oramos y hablamos sobre las cosas del reino de Dios. Esta relación me ayudó a mantenerme firme y a crecer en la fe en mis primeros años como cristiano.
Este hombre simplemente compartió el evangelio de Jesucristo en su lugar de trabajo y comunidad—él fue un discípulo cotidiano.
Oración + Reflexión
- Ore por maneras efectivas de equipar y enviar a toda la iglesia a hacer la obra del ministerio en cada comunidad (Efesios 4:11-12).
- Ore que todo cristiano en la iglesia sea empoderado por el Espíritu Santo para predicar el evangelio y hacer lo que Jesús hizo (Hechos 1:8; Mateo 10; Juan 14:12).
- Ore que Dios le muestre maneras creativas de alcanzar y discipular a niños y jóvenes (Salmo 144:12,15).
