Pastor Chris Manginelli

Cuando llegué a Mill Creek Foursquare Church en Lynnwood, Washington, en el 2006, no tenía idea que nuestra iglesia llegaría a ser conocida un día como una avanzada misionera. En la última década, nuestra congregación ha enviado cinco personas al campo misionero, con dos más capacitándose para ir al Medio Oriente y Belice.

También hemos comenzado o adoptado cinco congregaciones, lo que requerió inversiones de cientos de asistentes regulares y miles de dólares. Para nuestro gozoso descubrimiento, cada vez que hemos tomado un paso así, Dios ha reemplazado esos recursos. Él comparte Su autoridad con nosotros y nos confía la tarea de compartir el evangelio de Jesucristo.

Y como no soy un líder híper-intencional, ¿qué factores podemos considerar como de ayuda para alcanzar estos resultados? Solo dos: (1) liderazgo relacional; y (2) una perspectiva misional. Nuestra filosofía es enviar a la gente, sea a las naciones o a la cercana Everett, Washington donde un miembro supervisa el alcance a los hispanos. Cada año, tenemos entre cuatro y seis equipos viajando a lugares como México, Indonesia y Bolivia.

Es tentador dejar que el temor nos detenga. Duele perder a personas como Natalie, quien fue a un viaje misionero a México como una joven de veintitantos años y captó la visión de tal manera que se quedó allá para abrir un estudio de arte que ayuda a los niños a alejarse de las pandillas. Fue doloroso ver a nuestro anterior pastor de jóvenes, mi hermano Phil, llevar un equipo a Atlanta hace siete años atrás para plantar una iglesia. Pero el temor no puede ganar. Tenemos que estar preparados para dejar ir a alguien si Dios lo llama a servir en otro lado. No soy un dueño; soy un mayordomo. La gente le pertenece a Jesús.

Si soy intencional con algo, es en compartir la autoridad. Tenemos un equipo ejecutivo de cinco pastores que toman las decisiones importantes que afectan a la iglesia. Tampoco soy el cerebro detrás de nuestro enfoque misional.

Tenemos que estar preparados para dejar ir a alguien si Dios lo llama a servir en otro lado. No soy un dueño; soy un mayordomo. La gente le pertenece a Jesús.

El Pastor de misiones, Don Cain, estuvo aquí antes que yo, estableciendo una relación con un orfanato en Tecate, México. Desde que aquello comenzó, esta obra ha construido un nuevo orfanato, comenzado una escuela ministerial y plantado iglesias en México. Ubicado justo al sur de San Diego, Tecate está lo suficientemente cerca para que podamos costear el envío de equipos allí cada año. Viajar a lugares distantes es emocionante, pero el gasto limita el número de participantes.

Involucrar a la gente en viajes misioneros de corto plazo es una buena manera de comenzar a levantar discípulos que pudieran ser misioneros un día. Buscamos a la persona promedio que sirve fielmente y que desarrolla influencia en medio de su consistente disponibilidad.

El alcance local es una gran herramienta para tal observación. Ministramos a una comunidad cercana de bajos recursos. En la medida en que los miembros se involucran con esa obra, vamos un paso a la vez para ver si ellos quieren ir más allá de nuestra área, hablamos con ellos, y les animamos a que sigan la dirección de Dios. Si están listos para considerar misiones a tiempo completo, Misiones Cuadrangulares Internacionales (FMI) ofrece entrenamiento constante para desarrollar al candidato y asegurar que su vida esté en orden antes de tomar un compromiso de envergadura. Este tipo de apoyo es una de las razones por las que amo ser parte de este movimiento.

Los pastores que están interesados en escuchar a Dios en su contexto también necesitan mantener un corazón abierto y ser sensibles al Espíritu. Nunca olvidaré la vez que consideramos qué hacer con una iglesia en decadencia en nuestro distrito que había tenido cuatro pastores en ocho años. Mientras conducía al trabajo un día, le pregunté a Dios, ¿“Qué hacemos?” En mi mente quise decir “¿Cómo puede ayudar a esta iglesia la Cuadrangular?” Pero escuché al Espíritu susurrar: “Tú puedes hacerlo”.

Así que, tras hablarlo con nuestro equipo, llamé a nuestro supervisor. Le dije que nuestra iglesia estaría dispuesta a enviar gente y recursos para mantener viva a esa congregación. Hoy sigue todavía en misión con Jesús.

Este articulo fue escrito por Ken Walker, un escritor independiente y un editor de libros en Huntington, West Virginia.

es el pastor principal de Mill Creek Foursquare Church en Lynnwood, Wash.
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