En Su momento de sufrimiento, Jesús, el Hijo de Dios, requirió la ayuda de un transeúnte desconocido. “A uno que pasaba por allí de vuelta del campo, un tal Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, lo obligaron a llevar la cruz” (Marcos 15:21, NVI).
Jesús, el Creador, permitió que un ser creado le ayudase a cargar Su cruz.
Esta humildad, como atributo de Dios, es inesperada y reveladora. Siempre es sorprendente cuando Dios no actúa como Dios. Jesús hubiera podido tomar de Sus fuerzas y revelar Sus “músculos” divinos. Pero no lo hizo. Al poner a un lado Su afirmación legítima como Dios, expresó la necesidad que tiene la humanidad de otros. Jesús necesitó ayuda en el camino, al igual que nosotros, también.
El hecho de que sabemos el nombre de este hombre da credibilidad a la historia. Es como si los escritores del Evangelio estuvieran diciendo: “Encuéntrenlo y pregúntenle”. Imagínese estar en un salón con Simón, y el murmullo de voces susurrantes se comienza a extender. “Ese es él – el cargador de la cruz”.
El testimonio de Simón es uno único y singular. Él ayudó a Jesús a cargar Su cruz. Sin embargo, compartimos este testimonio como propio cada vez que ayudamos a cargar la cruz de otros, porque lo hacemos como si fuera Jesús Mismo a quien estamos sirviendo.
El cristianismo no es un deporte en solitario. A veces podemos, aparentemente, soportar las circunstancias más difíciles, y en otros momentos necesitamos la ayuda de otros. Usted no está solo en su travesía. Hay otros, y ellos tienen nombres e historias. A veces, usted necesita que “Simón” salga de la multitud y le ayude a cargar el peso bajo el cual usted se tambalea.
Es un honor ser Simón de Cirene en la vida de alguien. ¿Dónde puede usted intervenir y sostener el peso que lleva otra persona para que pueda continuar en el camino que ha sido llamada a recorrer? Usted pudiera estar ayudando a alguien, o alguien pudiera estar ayudándole a usted en este camino de discipulado y obediencia. Esta es la manera de la humildad, y esta es la manera de Jesús.
Oración + Reflexión
- Evalúe toda área en su vida donde siente que su carga es demasiado grande para llevar. Pídale al Señor proveer a otros que las alivien, y ore por humildad para recibir la ayuda.
- Piense en aquellos a su alrededor que pudieran requerir ayuda para llevar una carga. Pídale a Dios proveerle una manera para que usted pueda levantarse y ayudarles.
- Agradézcale al Señor esta Semana Santa que “siendo por la naturaleza Dios”, Jesús se humilló para vivir una vida humana y morir en la cruz por nuestros pecados, y agradézcale por Su resurrección y redención (Fil. 2:6-11).
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