Al comenzar juntos los 21 Días de Ayuno + Oración, el tema central de este año es “Orando la Palabra”. Al considerar lo que orando la Palabra podría significar para nosotros, me doy cuenta de que, para algunos, puede ser una práctica familiar, mientras que para otros podría resultar bastante extraña. Mi oración es que a medida que aprendamos a orar la Palabra juntos, oigamos resonar la voz de Dios en lo más profundo de nuestro ser, tanto para ahora como para los días por venir. Permítanme darles un ejemplo de cómo podemos orar la Palabra de manera práctica.
Orando la Palabra
Era el primer año del reinado de Darío, hijo de Asuero y descendiente de los medos, quien llegó a ser el gobernante del reino de los babilonios. En su primer año de reinado, yo, Daniel, comprendí ese pasaje de las Escrituras donde el SEÑOR comunicó al profeta Jeremías que la ruina de Jerusalén duraría setenta años. Entonces me puse a orar y a dirigir mis súplicas al Señor mi Dios. Además de orar, ayuné y me vestí de luto y me senté sobre cenizas» (Daniel 9:1-3, NVI, énfasis añadido).
Daniel lee las palabras de Dios y responde en oración, y la oración registrada en los siguientes versículos (vs. 4-19) comienza con las Escrituras y está saturada de ellas en todo momento. Frase tras frase sale directamente del “libro”.
Un estudio rápido de las oraciones registradas en las Escrituras—como las de David, Daniel, Nehemías, Salomón, María, Pedro, el apóstol Pablo e incluso el mismo Jesús—revela que ésta era una práctica normativa en la oración. Sabían lo que usted y yo también deberíamos saber—que las oraciones que comienzan en el cielo se escuchan en el cielo.
Para algunos de nosotros, este es un enfoque familiar de la oración; para otros, puede ser un concepto nuevo y es posible que se pregunte: “Está bien. Entiendo lo de ‘estudiar la Biblia’ y entiendo lo de la ‘oración’, pero ¿los está mezclando?”
Cuando vive y Ora la Palabra de Dios, ¡Su Palabra vive en usted! Y cuando pasa tiempo en la Palabra de Dios y la Palabra de Dios vive en usted, algo cambia en su espíritu.
Para mí, personalmente, la Escritura se ha convertido en la base de mi comunión con el Señor y una de las formas fundamentales en que me dedico a la oración. He descubierto que orando las Escrituras es una de las formas principales en que bebo del agua de la vida. Además, centrarme en la Palabra como parte de mi vida de oración me ayuda a no distraerme y a evitar estancamientos en mis tiempos de oración.
Cuando vive y Ora la Palabra de Dios, ¡Su Palabra vive en usted! Y cuando pasa tiempo en la Palabra de Dios y la Palabra de Dios vive en usted, algo cambia en su espíritu.
Usemos un amado y conocido pasaje de las Escrituras como ejemplo de cómo orar la Palabra, el Salmo 23. Durante casi 3.000 años, el pueblo de Dios ha estado cantando, leyendo y confiando en las palabras de este Salmo. Considere tomarse unos días para meditar en este Salmo, cantarlo, orarlo, pensarlo, memorizarlo, hablarlo y orarlo.
- “Señor tú eres mi pastor, nada me falta”
- Todo lo que necesito está en Ti, Jesús.
- No tengo necesidades fuera de Ti, y Tú te has hecho que seas mi provisión completa.
- Así como un pastor cuida de sus ovejas, así Tú me has cuidado en suficiencia. Nada me falta fuera de Ti.
- “En verdes pastos me haces descansar”
- Hay abundancia de vida porque Tú das generosamente.
- Me das descanso; Tú eres mi descanso.
- “Junto a tranquilas aguas me conduces”
- Eres las aguas, Tú eres el río. Eres el reservorio de la vida. Gracias por permitirme beber para que me refresque. Gracias por guiarme hacia el agua que eres Tú.
- “Me infundes nueva fuerzas”
- Cuando me enfrento al cansancio y al desgaste de la vida, corro hacia Ti y Tú me restauras.
- Tú me haces entero; Tú me vigorizas y renuevas mis fuerzas.
- “Me guías por sendas de justicia”
- Lo haces por amor de Tu nombre. Bendito Tu nombre. Gracias Señor. Creo eso para hoy y mañana, Tú eres mi justicia. No necesito buscar en ningún otro lado; esta es la relación adecuada para mí. Tú haces todo esto por amor de Tu nombre.
- “Tu presencia está conmigo en mis valles tenebrosos”
- Nunca me dejas ni me desamparas. Mis ojos están puestos en Ti y encuentro consuelo en Tu protección y liderazgo en mi vida. Gracias a Tu presencia, no necesito temer; resisto al temor, porque Tú estás conmigo incluso en medio de situaciones y circunstancias temibles. Mi atención está en Ti, Jesús; no estás ausente.
- Haz Tu obra en mí hoy; líbrame del temor y fortaléceme en la gracia. Que surja en mí valentía ante las tinieblas porque Tú estás cerca.
- “Tú dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos”
- Gracias por tu protección y provisión ante cualquier amenaza. En ti encuentro mi hogar; Tú eres mi sustento y hoy recibo Tu gracia fortalecedora y Tu poder en mi vida.
- “Unges mi cabeza con aceite, y mi copa está rebosando”
- Hoy necesito una unción fresca de Tu Espíritu. Lléname hoy hasta rebosar. Tu presencia sin medida, Tu habilidad que trasciende mis limitaciones humanas y Tus bendiciones que son generosas pero inmerecidas.
- Yo creo que Tú me das el poder para hacer lo que necesito hacer hoy para cumplir los propósitos de Tu reino en mi vida.
- “Tu bondad y misericordia me siguen, y en Tu casa habitaré para siempre”
- Yo creo que no hay un día que pase en el que Tú no me estés persiguiendo con Tu bondad, para mi bien. Gracias hoy por la esperanza de la eternidad contigo que me conecta con mi hoy, que mi presente y mi futuro están seguros por Tu amor, gracia y Palabra de verdad.
Mi oración por usted es que las palabras de Dios ministren su corazón y den vida a sus huesos, mientras continuamos sirviendo en Su llamado en nuestras vidas. Al entrar juntos a los 21 días de Ayuno + Oración, permita que Su Palabra le guíe y que Él deposite en nuestras almas algo que dé fruto en los años venideros. Amén.
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