¿Se ha encontrado alguna vez en un avión y que su vuelo haya sido desviado? Me imagino que no fue un desvió bienvenido. Muy probablemente, sus planes inmediatos tuvieron que ser cancelados o pospuestos debido al cambio en su horario de llegada. Por frustrantes que sean los desvíos de vuelo, no puedo evitar verlos como una metáfora de la vida.
¿Puede alguien identificarse con un «vuelo desviado» en su ministerio ? ¿O en su vida? La historia de Felipe en la Biblia nos brinda un ejemplo de cómo Dios desvía a veces nuestros planes por algo mayor.
Felipe era un laico sirviendo las mesas (véase Hechos 6:1-7) cuando Dios le asignó una misión única y especial. Dios usó a Felipe para cruzar barreras raciales y socioeconómicas para dar testimonio a un hombre rico y de influencia de Etiopía (véase Hechos 8:26-40). ¿Acaso no será tremendo algún día ver el fruto resultante de ese encuentro divino?
Dios nos quiere usar a todos; todos estamos juntos en misión para alcanzar a las naciones. Esto significa que a usted, como pastor o líder, se le necesita más que nunca. ¿A quién tendrá usted en su iglesia que, como Felipe, sea «de buena reputación, lleno del Espíritu Santo y de sabiduría» (Hechos 6:3, RV60), a quien Dios le pueda encargar una misión especial? Es nuestro trabajo equipar a aquellos que nos han sido confiados para que estén listos para cualquier tipo de desviación divina. Pastores, ustedes están sobre un ejército de personas que Dios quiere liberar para cruzar barreras y ayudar a cambiar al mundo.
Les tengo buenas y malas noticias. Las malas noticias son que hoy hay más de 3 mil millones de personas que viven en lugares donde la gente no tiene acceso a escuchar el nombre de Jesús o el mensaje del evangelio. Las buenas noticias son que, en un increíble giro de acontecimientos mundiales, ¡Dios nos ha estado trayendo las naciones! Jesús estaba en Samaria cuando les dijo a sus discípulos: «Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega» (Juan 4:35, RV60).
En aquel entonces, Samaria representaba el enemigo étnico. Aunque un lugar específico, Samaria representa hoy a gente geográficamente cercana pero culturalmente lejana.
¡Los EE.UU. ahorita tiene a «Samaria» por todos lados! Gentes provenientes de lugares no alcanzados donde no existe la representación adecuada del evangelio, están llegando a suelo estadounidense y mudándose a nuestras vecindades y comunidades.
Algunos pudieran ver esto como una amenaza pero nosotros lo vemos como una oportunidad. Si todas nuestras iglesias se movilizan para cruzar barreras étnicas aquí en casa, imagínese el alcance que pudiéramos tener a nivel global de compartir el evangelio y presentarle a Jesús a la gente.
Todavía somos llamados hoy a cruzar barreras y alcanzar a la gente.
Dios confía que no cerremos nuestras puertas, sino que abramos nuestros corazones y amemos a quienes son diferentes. Muchas veces el sencillo acto de decir «hola» es una buena manera de empezar.
Tenemos la oportunidad divina de ser pacificadores, de cruzar barreras y llevar al Príncipe de Paz a áreas con profundas divisiones. Oremos y pidámosle a Dios «ojos misionales» que vean la mies abundante más allá de nuestros propios campos. El Señor, que es el dueño de la mies, nos está llamando a todos a alcanzar tanto a los lejanos como a los cercanos.
Afortunadamente, Él ha derramado Su Espíritu sobre toda carne; todos estamos empoderados para ser testigos. Alcemos nuestros ojos y veamos a la Samaria a nuestro alrededor. La diversidad dentro de la familia de Dios es una de nuestras mayores fortalezas y un poderoso testimonio. Familia Cuadrangular, ¡estemos en misión juntos!