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A los tres años de edad me apareció una fuerte enfermedad en la piel. A medida que fui creciendo, mis padres me llevaron con los mejores médicos de Guatemala y estos decían: «No hay cura para ella».

A los siete años empecé a notar que yo no era igual a los demás. Además del dolor y la picazón en mi piel, sufría el rechazo de la gente y mi corazón empezó a endurecerse.

Mis padres siempre le pedían a Dios por mí. Un día alguien les predicó el evangelio y se entregaron al Señor. Al poco tiempo, a mis catorce años, nos invitaron a una reunión del evangelista Yiye Ávila.

Por aquel entonces era más difícil vivir con esa enfermedad. Cuando llegamos a la reunión, el predicador empezó a hablar: «Cristo te sana hoy;  recibe a Jesús no solo para la salud de tu cuerpo sino la de tu alma». Yo escuchaba pero no quería bajar.

Continuó diciendo: «Acepta a Jesús en tu corazón y tu vida cambiará y me serás testigo en todo el mundo y predicarás el evangelio». Mientras pensaba que aquel llamado era solo para los demás, el predicador insistió por tercera vez: «El Señor me envió y él te quiere sanar. Solamente levanta tu mano y baja».

En ese momento oré y dije: «Señor, si eres real, quita esta picazón, esta amargura y este dolor que están en mí porque no soy feliz». Empecé a llorar y le entregué mi vida al Señor. Esa noche Dios sanó mi corazón pero el dolor desesperante continuó.

Pero al levantarme a la mañana siguiente y verme en el espejo, vi a la mujer más linda que jamás había visto en la vida. Era yo…¡estaba sana! No tenía lesión alguna  desde mi coronilla hasta la punta de mis pies. ¡Brinqué,  lloré… no tenía más dolor!

Después de aquel día, todo el pueblo me miraba y me decía: «Usted es la muchacha que estaba enferma, ¿verdad?» Yo les contestaba: «¡Cristo me sanó!» Y desde ese entonces, le he servido al Señor y he creído en su poder.

Soy conferencista, visito orfanatos y cárceles, tengo un Doctorado en Teología y este año estoy plantando la iglesia Todo Para Cristo en Santa Clarita, California, junto a mi esposo.

Les animo a todos a avivar el fuego del altar de Dios porque en Él hay sanidad. El Señor es el mismo ayer, hoy y siempre.

Isabel Pleites es una ministra Cuadrangular ordenada que está plantando All for Christ (Todo para Cristo), una iglesia Cuadrangular en Santa Clarita, California. Su historia le fue narrada a Melisa Prieto, asistente administrativa del Distrito Hispano del Suroeste en La Cresenta, California.

is an ordained Foursquare minister. She and her husband, Herminio, are planting All for Christ, a Foursquare church in Santa Clarita, Calif.
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