Venezuelan refugees cross footbridge.
Refugiados están cruzando de Venezuela a Colombia, donde iglesias Cuadrangulares les reciben.

Una abogada que alguna vez vivió en un área pudiente de Venezuela, Ligibet Karola Montes Rangel y su esposo—un diseñador gráfico—nunca soñaron que terminarían deambulando por las calles de Maicao, Colombia. Con Ligibet embarazada y sin ayuda ni suministros médicos disponibles en casa, los Rangel se unieron a millones de venezolanos que han buscado refugio en otro lugar en medio del conflicto político y la economía colapsante de su país.

Esta historia tiene un final feliz: La iglesia Cuadrangular en Maicao proveyó a la pareja comida, les encontró un lugar donde quedarse a tiempo para el nacimiento de su bebé, y empleo.

Este es solo uno de numerosos dramas que se han desarrollado últimamente  mientras la crisis en Venezuela ha alcanzado proporciones abrumadoras. Esto ha inspirado la formación de “El Camino a la Esperanza”, un ministerio de Foursquare Disaster Relief (FDR) en asociación con Misiones Cuadrangulares Internacionales (FMI) para atender familias de refugiados por medio de iglesias Cuadrangulares locales.

“La gente que deja Venezuela está en un estado de desesperación”, dice el Misionero de FMI Aaron Hunter, oriundo de Tacoma, Washington, quien ha estado en Colombia por dos años. “Es una gran oportunidad para traer un mensaje de esperanza a la gente que está en transición”.

Mientras que el dictador Hugo Chávez una vez prometió usar las riquezas petrolíferas de Venezuela para mejorar la vida de la nación, sus intentos y los de su sucesor, Nicolás Maduro, han demostrado ser inefectivos. Con la inflación por las nubes y la intensa controversia sobre la legitimidad de la reelección de Maduro en el 2018, más de 4 millones se han ido. Eso podría superar los 5 millones a finales del 2019.

El Camino a la Esperanza

Mientras esta gente huye, la Cuadrangular ha estado en las calles con dos diferentes kits, gracias a la iniciativa “El Camino a la Esperanza” de FDR. Un kit es para familias que se han establecido en un área particular, pero que luchan con encontrar trabajo. Contiene cosas básicas tales como harina, arroz, frijoles, azúcar, café, huevos y enlatados. El otro es una maleta de viaje de emergencia para viajeros. Distribuida en varios puntos de descanso a lo largo de la carretera, incluye cosas como pasta de dientes, jabón, champú, desodorante y un Nuevo Testamento. Adicionalmente, la Cuadrangular trabaja en ofrecer a los caminantes una estación de higiene para refrescarse antes de continuar su viaje.

“Es una gran oportunidad para que la iglesia estadounidense se asocie con la iglesia en Colombia para ministrar [a los refugiados venezolanos]. Las cosas están empeorando. La inflación es aún peor hoy de lo que fue hace un año. El salario mínimo ha bajado a dos dólares por mes. El sistema de salud es un desastre; no hay implementos en los hospitales.” —Aaron Hunter, misionero de FMI en Colombia

A la fecha, el proyecto ha sido encabezado por la iglesia Cuadrangular local en Maicao, el segundo centro urbano más grande de la nación, cerca de la frontera venezolana. Cuatro otras iglesias planean unírseles con un proyecto similar en otra zona fronteriza colombiana bajo discusión.

“La situación en Venezuela ha estado pasando por cinco años”, dice Chad Isenhart, director internacional de respuesta de FDR. “Sin embargo tenemos mucha gente que no necesariamente sabe lo que está pasando ni el sufrimiento humano que se está dando. Es masivo. No se está yendo, así que deberíamos involucrarnos y ayudar todo lo que podamos”.

La ayuda hasta ahora ha sido recibida cálidamente por refugiados tales como Radamel Morales Pérez, quien fue forzado a dejar su país por el caos. La iglesia en Maicao le ha dado alojamiento y mejores condiciones de vida. “También he recibido ayuda económica que me permite sostenerme mientras estoy acá y suple mis necesidades personales”, afirma Radamel.

Venezuelan refugees cross footbridge.
Pastores locales regalan comida a familias en su jornada.

La madre soltera Dulce Mendoza está agradecida por las provisiones materiales—incluyendo alojamiento en la casa de un miembro de la iglesia—que han sido una cuerda de salvamento para su familia. “Gracias a su buen corazón, tengo seguridad para mí misma y mis hijos”, dice Dulce. “No tengo palabras para agradecer a la iglesia por todo lo que ha hecho”.

Eduardo Torrealba y su esposa también están bastante agradecidos por un hogar para ellos, su adolescente y sus dos hijos pequeños. “Tengo un poco más de estabilidad económica gracias a la ayuda que Gerson Fernández y la iglesia en general nos han provisto”, explica Eduardo.

“No tengo palabras para agradecer a la iglesia por todo lo que ha hecho”. —Dulce Mendoza, madre soltera que ha recibido ayuda

Historias como esta son la razón principal por la que iglesias en los Estados Unidos deberían considerar ayudar, dice Aaron. Aunque numerosos pastores latinoamericanos tienen un corazón para ayudar, les faltan los recursos financieros, nota él.

“Es una gran oportunidad para que la iglesia estadounidense se asocie con la iglesia en Colombia para ministrar”, dice el misionero. “Las cosas están empeorando. La inflación es aún peor hoy de lo que fue hace un año. El salario mínimo ha bajado a dos dólares por mes. El sistema de salud es un desastre; no hay implementos en los hospitales”.

Aunque reconoce que “refugiado” se ha vuelto una fea palabra en muchas partes del mundo, Chad dice que esto no debería detener a los miembros Cuadrangulares de abrir sus corazones a aquellos en necesidad.

“Si mi país no me permitiera trabajar y cuidar de mi familia y fuera obligado a caminar un largo trayecto, esperaría que otros me permitieran entrar en su país y me dieran una comida caliente y un lugar donde quedarme”, declara Chad. “Estaría agradecido si alguien estuviera dispuesto a tener compasión por mi situación”.

Regale alimento a familias refugiadas en Camino a la Esperanza

Dé ahora
es un escritor independiente y editor de libros en Huntington, West Virginia.
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