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Escribo este artículo desde un avión, regresando del servicio conmemorativo del padre de un amigo. Nunca lo conocí, sin embargo las lágrimas corrían por mis mejillas mientras escuchaba sentada. El pastor pidió que todos aquellos que lo conocieron dijesen una palabra o frase descriptiva que expresase su huella en sus vidas.

Su esposa habló primero: «Fiel». Entonces empezaron a hablar, uno tras otro durante un tiempo, como si una hermosa partitura se estuviese escribiendo, cuya melodía y ritmo eran profundamente conmovedores. «Fiel, humilde, amigo, amante de Dios, mentor, consejero matrimonial, hermano amoroso, guerrero».

A medida que sus hijos lo describían, escuchamos palabras sobre su constancia en animarlos y fortalecerlos, su creencia continua en ellos y sus sueños, su intencionalidad en formar sus corazones hacia Dios. Siempre estaba preparado, siempre haciendo algo por otros, siempre, siempre, siempre. A medida que continuaban las palabras, podía imaginarme a un hombre increíble cuyo impacto duraría mucho más allá de sus días en la Tierra en los corazones y vidas de todos los que había tocado.

¿Saben lo más interesante? Su legado no estaba en la magnificencia de los muchos edificios que había construido como albañil; nadie mencionó la cuenta bancaria que dejó; hubo una breve mención de la hermosa casa que había construido para su  familia y la iglesia que había ayudado a empezar, pero estos palidecieron en comparación con el tono de las voces de aquellos que compartían sus palabras o frases describiendo a quién fue para ellos. Todos expresaron características piadosas que habían marcado sus vidas. Hubo algo único en esos momentos: las palabras tenían un profundo significado, y el peso de la influencia de este hombre era palpable en el salón.

Amigos, fui desafiada a detenerme y evaluar mis días. ¿Cuáles serán las palabras o frases que mi familia y amigos dirán en mi funeral? ¿Qué tal el tuyo? Me encantó lo que escuché de los amigos de este hombre, pero lo que más me impresionó fueron las palabras de sus hijos. Sabían que su padre amaba profundamente a Dios, a su madre y a ellos. Este conocimiento se basaba en años de palabras y acciones consistentes que les dieron una base sobre la que construir sus propias vidas y familias.

Hay un pasaje que utilizamos con frecuencia en conversaciones evangelísticas, pero pastores, quiero que nos preguntemos: «¿Qué  beneficio tendrá si gana todo el mundo (incluso para Cristo) y pierde su propia alma y a su familia?» Pablo habló de no querer predicar a los demás y luego él mismo ser descalificado. Sí, tenemos una gran misión, el mundo obviamente se está poniendo cada vez más oscuro, cada  día, el riesgo de vidas quebrantadas está siempre delante de nosotros y la necesidad del Evangelio es evidente.

Pero usted y yo debemos guardarnos de no abrazar el complejo de Elías registrado en I Reyes 19 pensando  que estamos solos en la tarea, ¡como si todo dependiese de nosotros! Dios, en su gracia amorosa y verdad transformadora le dijo a Elías que había otros 7.000 que Él había preservado para sí mismo; Elías no estaba solo.

Pastores, por favor deténganse hoy y pregúntense a sí mismos: «¿Estoy siendo honesto con Dios, conmigo, y con los demás? ¿Estoy siendo quien Él me creó para ser? ¿Estoy cumpliendo con su tarea o la mía? ¿Cuál es mi verdadera motivación? ¿Sé cuán amado soy? ¿Cuándo fue la última vez que estuve completamente abrumado por la gracia y aceptación de Jesús? ¿Con qué frecuencia me siento y simplemente disfruto con gratitud y alegría la bondad de Dios en mi vida? ¿Estoy cooperando con su transformación de mi alma? Estoy convencida de que el mejor testimonio del Evangelio es una vida llena de toda la plenitud de Dios, que se desborda en amor, gozo, paz, bondad, mansedumbre, fidelidad, amabilidad, paciencia y dominio propio.

En un mensaje reciente que estaba preparando para una serie llamada «Practicando la Grandeza», mi tema era la soledad, la quietud, el silencio y la reflexión. Un amigo me había hablado de algunos estudios que han demostrado que la reflexión en realidad aumenta la empatía (inteligencia emocional) y la moralidad (buena toma de decisiones). Recordé 2 Corintios 3:18: «Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu» (NVI).

La palabra «reflexión» tiene dos definiciones: (1) «pensamiento serio o consideración, contemplación, reflexión, meditación»; y (2) «reflejar o transmitir (como en una imagen).»

¡El tiempo que tomamos para reflexionar sobre Él hace que su reflejo (Su imagen y gloria) sea proyectada de vuelta y se refleje sobre nosotros!

Eso fue lo que experimenté en el funeral, la imagen de Dios Padre siendo descrita tal y como se había reflejado sobre un hombre que había llegado a ser como Él durante toda la vida.

Pastores, al celebrar el Mes de Apreciación Nacional al Clero, oro que usted reciba ánimo, amor y bondad tremendos de aquellos a quienes lidera. Oro que escuche palabras de su congregación y su familia que revelen que está siendo moldeado por Dios como su hija o hijo, y que su reflejo sobre usted está impactando vidas de una manera que trascienda sus días. ¡Ustedes son amados y apreciados!

es la ex supervisora general de La Iglesia Cuadrangular. Ahora sirve como la decana en el Seminario de Portland (Portland Seminary).
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