Steve Niksarian

Quizás sea conocida como la “Tierra del Sol Naciente”, pero para Steve Niksarian, hay una oscuridad espiritual sobre Japón que él ha pasado 20 años buscando ayudar a disipar, un parpadeo a la vez. Mientras que las raíces budistas del país son profundas, él cree que la presión cultural a mantener la línea y no llamar la atención también juega una parte importante en impedir que la gente reciba el evangelio.

A pesar de un prolongado énfasis misionero desde poco después de la Segunda Guerra Mundial – La Iglesia Cuadrangular está celebrando 60 años de su fundación – la población cristiana todavía fluctúa a poco más de uno porciento. La mayoría de las iglesias, como la congregación Sendai Zion de la cual Steve es el pastor principal en la cuidad norteña de Tomiya, no tienen más de 20 o 30 miembros.

Algunos han venido a la fe a través de iniciativas como clases de inglés y conciertos de música cristiana, pero es un proceso lento. “No se trata de resultados”, dice Steve, quien fue miembro de The Church on the Way (Van Nuys Foursquare Church) en Van Nuys, California, y profesor de secundaria en el área de Los Ángeles. Cuando después de un alcance a corto plazo en Japón le llevó a dos viajes más y luego el compromiso de un año que se ha convertido en 20 años de servicio con Misiones Cuadrangulares Internacionales. “Uno tiene que hacer lo que Dios le dice, y tiene que confiar en que Él está obrando aun cuando uno no lo vea. Y de vez en cuando, veremos algo de evidencia”.

Mucho ministerio ocurre fuera de los edificios de la iglesia porque “el japonés promedio nunca ha entrado a uno”, explica Steve. “Ellos estarían muy incómodos si solo les invitara a un servicio dominical”. Sin embargo, algunos han venido por funerales de miembros de la iglesia, lo que provee “una oportunidad asombrosa para darle esperanza a la gente cuando más lo necesita, y yo puedo compartir la esperanza del cielo”.

“Uno tiene que hacer lo que Dios le dice, y tiene que confiar en que Él está obrando aun cuando uno no lo vea. Y de vez en cuando, veremos algo de evidencia”.

Un hombre, budista devoto, cuya esposa era miembro de Sendai, vino a la fe en Cristo tras el funeral de su esposa, dándole las gracias a Steve por haberle enseñado sobre Dios durante el servicio. Al construir sobre esa apertura a la promesa del más allá, que está ausente de las creencias budistas, Sendai Zion dedicó un lote cristiano en el cementerio cuyo arreglo adornado con árboles es muy diferente a los más sombríos cementerios tradicionales.

Ese proyecto es tan solo uno de los no pensados que Steve se ha hallado haciendo durante su tiempo en Japón. “Dios me tiene haciendo cosas aquí – como, por ejemplo, ser un pastor – que nunca pudiera haber imaginado”, dice. Esas tareas inesperadas incluyen el haber sido recientemente nombrado Supervisor del Distrito del Norte en la Cuadrangular de Japón, que tiene 45 iglesias en el país. “Pero esto me ha hecho crecer y me ha hecho ser más de lo que jamás pensé posible”.

Además de su amor por el país y su gente, dos cosas apoyan su continuo compromiso con Japón.  El cómo Dios lo guio hasta allá, a través de la lectura del llamado de Abram en Génesis 12 – “Dios nunca me había hablado tan fuerte antes, y no lo ha vuelto a hacer” – y tiempo diario en adoración y oración. “Sin eso, cualquier cosa que haga solo sale de mis propias fuerzas, mis propias ideas”, dice él. “Todo lo que hacemos en nuestra vida sale de nuestra relación con Dios. La obra eclesial que hacemos aquí necesita ser alimentada con el poder del Espíritu Santo”.

Aun enfrentando lo que parece un progreso lento, “Si uno está donde Dios le ha llamado estar, hay paz”, dice. “Y habrá mucha diversión. Es un desafío, pero es emocionante. Soy un líder muy reacio; no es mi fortaleza natural. Pero está bien. Si Dios le llama a hacerlo, Él le equipará”.

es un escritor independiente que vive en Santa Rosa Beach, Florida.
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