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«Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que allí lo tentara el Diablo» (Mateo 4:1). Contradictorio parece, incongruente sin duda, pero en el plano del Espíritu encaja muy bien dentro del plan divino. La tentación es la manera de desarrollar músculos espirituales.

Cuando la Biblia dice que «Jesús fue llevado… para ser tentado por el diablo», usa la palabra «tentado» en su antiguo significado griego «peirasthēnai» que sugiere «propósito.» Jesús estaba a punto de experimentar cómo el Espíritu no sólo nos guía a cosas buenas, sino también a enfrentar cosas malas.

Hay cosas malas que tienen que enfrentarse o confrontarse; y a veces la tentación que experimentamos es una oportunidad no para caer en las cosas malas, sino para simplemente enfrentarlas. No hay mejor manera de enfrentar la tentación que con un definitivo y rotundo no.

El verbo griego «peirazo» es usado de dos maneras: en un sentido bueno y en un sentido malo. El sentido malo es cuando alguien, como la fuerza tentadora, nos tienta para hacernos caer o desobedecer. El sentido bueno es cuando Dios nos prueba para revelar y desarrollar nuestro carácter interno (Jas. 1:2-3).

Porque Dios es soberano, en última instancia, Él está en control. El mismo evento puede ser al mismo tiempo una tentación del tentador yuna prueba divina para revelar y desarrollar el carácter de la persona siendo tentada, como fue el caso de Jesús en el desierto.

Otroejemplo de esto es el caso de José en Génesis 37. Sus hermanos inicialmente planearon matarlo pero acabaron vendiéndolo a los ismaelitas, quienes a su vez lo vendieron a Potifar. José finalmente terminó en la cárcel por no ceder a la tentación de parte de la esposa de Potifar. Al pasar los años y encontrarse con sus hermanos, José hizo esta poderosa declaración al revelar su identidad: «Yo soy José, el hermano de ustedes, a quien vendieron a Egipto. Pero ahora, por favor no se aflijan más ni se reprochen el haberme vendido, pues en realidad fue Dios quien me mandó delante de ustedes para salvar vidas … ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente» (Génesis 45:4-5, 50:20; NVI).

Jesús fue probado por 40 días, no en un jardín sino en un desierto, y venció. De la misma manera, puedes vencer en el desierto de tu vida.

«Examínense para ver si están en la fe; pruébense a sí mismos. ¿No se dan cuenta de que Cristo Jesús está en ustedes? ¡A menos que fracasen en la prueba! Espero que reconozcan que nosotros no hemos fracasado» (2 Corintios 13:5-6).

Señor: ¡Qué bueno es saber que tu propósito para mi vida no se pierde ni se desvanece en medio de la tentación! Pero puede ser la manera en que puedo encaminar mi vida hacia el propósito diseñado para mí como cristiano. Puedo descansar en ti plenamente porque tú eres mi consolador, mi ayudador, mi roca eterna y mi redentor. En el nombre de Jesús estoy tan  agradecido. Amén.

Puntos de Oración

  1. ¿Alguna vez he descubierto cómo decir no a una tentación puede aclarar el propósito de Dios en mi vida?
  2. ¿Cómo puedo dar pasos en medio de la tentación para protegerme a mí mismo y mantenerme dentro de su  propósito divino?
  3. ¿Cuánto me fortalece saber que el propósito de Dios es intocable?

Por: Serafin Contreras, un misionero jubilado de FMI, actualmente sirve como Representante de Pure Desire Ministries para América Latina.

is a retired Foursquare Missions International missionary. He currently serves as a representative for Pure Desire Ministries to Latin America and lives in Panama.
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