Al escribir estas líneas, aún sigo procesando la avalancha de opiniones con respecto al proceso de las elecciones y sus resultados en los EE.UU. Nunca he visto el péndulo oscilar con tanta violencia en ambas direcciones.
He estado en una congregación afro-americana que quedó muy decepcionada con el resultado de las elecciones. He estado con líderes multiétnicos que han expresado temor en nombre de muchos de sus miembros, e incluso algunos han notado una disminución en la asistencia en sus congregaciones motivados por las preocupaciones. Por otro lado, he estado con otros que sienten que la elección resultó tal como lo habían esperado.
Todos ellos son seguidores sólidos de Cristo que desean lo mejor para nuestra nación. Esto muestra la polarización subyacente que ha acontecido en nuestra nación durante estas últimas décadas.
En medio de toda la discusión de preocupaciones y celebraciones, hay una iglesia que se le ha encargado representar otra ciudadanía, de un reino que no puede ser estremecido, que es mayormente invisible, y que se halla en una misión para Dios. Es allí donde mi atención ha sido dirigido.
En una de las épocas más traumáticas en la historia de Israel—el exilio de muchos de sus mejores líderes a Babilonia—los profetas declararon a esta gente cansada lo que ellos suponían sobre el futuro. A Jeremías se le conoció por algunos como el profeta llorón, debido a su perspectiva franca de las realidades del momento. Sin embargo, tenía una imagen de un futuro lleno de esperanza.
Jeremías 29:11 es el verso de mi vida. Me encanta el optimismo gritado desde sus palabras. Sin embargo, el contexto en el que fue dado era que la promesa se habría de cumplir décadas después.
Otro profeta, Hananías, profetizó que Dios regresaría a Israel pronto a Jerusalén y a los restos de su templo, en dos años. Hasta declaró que Dios mismo se lo dijo. Demostró ser un falso profeta, y su influencia se desvaneció casi de inmediato.
Jeremías, por otro lado, en su intento de pintar la mejor imagen de un cumplimiento demorado, le dijo al pueblo: “No sean holgazanes. Edifiquen sus casas, planten sus huertos, tengan sus hijos. Sigan adelante y hagan todo lo que puedan para prepararse para el futuro que Dios realmente les dará a sus hijos y a los hijos de sus hijos” (Jer. 29:5-6, parafraseada). Efectivamente, 70 años después, Dios cumplió esta impresionante profecía.
Cuando pienso sobre el contexto de nuestras realidades actuales en los EE.UU. considerada por muchos como una cultura posmoderna y pos-cristiana, no me desanimó en lo mínimo. Las cosas están difíciles; el secularismo está en alza. La asistencia a la iglesia en los EE.UU. se ha estancado a nivel nacional, y en algunos de los casos, ha disminuido. Sin embargo, a pesar de todo esto, existe un lado positivo.
Hay una iglesia que se le ha encargado representar otra ciudadanía, de un reino que no puede ser estremecido, que es mayormente invisible, y que se halla en una misión para Dios.
Las semillas que hemos plantado en estos últimos 100 años están rindiendo fruto, algunos al ciento por uno, en naciones y grupos étnicos que están cambiando el panorama en muchas naciones y continentes. La gloriosa realidad es que muchos de ellos están enviando semillas de vuelta a los EE.UU. con la esperanza de reavivar esta gran nación. Algunos de nuestros mayores avances, actuales y futuros, serán entre nuestros grupos de inmigrantes.
Es también emocionante ver cómo barreras doctrinales que antes nos dividian, especialmente en lo que concierne al Espíritu Santo, empiezan a ser hechas a un lado, al igual que un nuevo compromiso entre creyentes de cerrar filas en estos días para ver una gran cosecha, llevándonos más allá de nuestras diferencias del pasado. Acabo de terminar una reunión increíble con 25 dirigentes de redes y denominaciones que quieren cumplir juntos la Gran Comisión.
Todo esto nos conduce a lo que creo que será una reunión emocionante en Washington, D.C., para la Conexión Cuadrangular 2017. No creo que sea coincidencia que tan solo meses después de la inauguración del presidente de los EE.UU. estaremos alabando, haciendo caminatas de oración, teniendo comunión y soñando juntos en la capital de nuestra nación.
Queremos dejar una huella espiritual en la ciudad. En este centro político de poder, queremos incorporar un centro espiritual de poder, ¡la iglesia! Muchos creen que va a ser un tiempo profético para la familia Cuadrangular global—uno que culminará oyendo del Señor de una manera poderosa.
En estos últimos cuatro años de mi período como presidente nos estaremos enfocando en el mensaje principal de nuestro movimiento: Jesús: El Salvador, Bautizador, Sanador y Rey Venidero. Este primer año, en Washington, D.C., nos estaremos enfocado en la obra liberadora, redentora y restauradora de Jesús y el hecho de que nos ha comisionado como Sus agentes para pregonar esperanza a los pobres, sanidad a los enfermos, libertad a los cautivos y poner en libertad a los oprimidos (ver Isaías 61:1).
¡Qué palabra para hoy! Usted no querrá perderse este tiempo de comunión tan críticamente importante para nuestro movimiento. Usted puede inscribirse ahora en conexioncuadrangular.org y planear unirse a nosotros en Washington, D.C., del 29 de mayo al 1 de junio de 2017.
Empezaremos la Conexión 2017 el lunes por la noche con un tiempo poderoso de alabanza y de la Palabra. Concluiremos con un tiempo de adoración y oración para preparar el camino para nuestro tiempo juntos. Se le dará instrucciones y una oportunidad de hacer una caminata de oración en la ciudad alrededor de localidades importantes y de sitios significativos, y será desafiado a dar lugar a la autoridad del cielo sobre esta ciudad, esta nación y el mundo.
Por primera vez en nuestra convención, todos serán invitados a la recepción internacional. Venga y conozca a sus colegas espirituales, líderes nacionales y a nuestra propia familia de Foursquare Missions International (FMI, o Misiones Cuadrangulares Internacionales) en lo que luchamos por una gran cosecha en estos días postreros.
Enseñanzas poderosas, talleres, historias, entrevistas, videos, paneles y más se están enmarcando alrededor de nuestro lema. El horario se está alineando con importantes tiempos de comunión y visitas turísticas. Por supuesto, llevaremos a cabo algunos negocios de familia que promete ayudarnos a liderar con integridad y mayor claridad.
Hasta que vayamos a Washington, D.C., disfrute esta edición de la revista “Foursquare Leader”. Permítale inspirarle, desafiarle e informarle. Que seamos estimulados a trabajar juntos hasta que todos lleguemos al pleno conocimiento de Cristo y veamos obreros enviados a los campos de la cosecha.