Como líderes apuntamos a estar en un lugar en nuestro ministerio que muestre señas de éxito, y la bendición de Dios en nuestra vida y ministerio.
A veces consciente o inconscientemente, apuntamos a la prosperidad, la seguridad y el fruto. Todas estas cosas son buenas y son dadas a líderes por la bendición de Dios.
Después de la muerte de Abraham (Gén. 25), en Génesis 26 encontramos la transición del liderazgo entre generaciones con el enfoque en Isaac. Isaac necesitaba hallar su lugar en el plan de Dios; necesitaba llegar a la decisión de qué sería el lugar óptimo para su liderazgo y apuntar hacia el.
A través de una serie de eventos en el capítulo 26 de Génesis vemos como Dios le dio a Isaac prosperidad (versos 12-14) y seguridad (v. 11) y lo llevó a ser fructífero (v. 22). Pero también vemos a un Isaac que no se quedó en ninguno de esos lugares, sino que continuó perseverando hasta llegar al lugar óptimo donde lideramos con autoridad y poder.
Isaac se fue de un lugar fructífero a Beerseba (v. 23), y lo primero que leemos es que el Señor se le apareció a Isaac para confirmar el pacto entre su padre y él. Isaac respondió construyendo un altar, adorando al Señor y levantando allí su campamento (vs. 24-25).
Isaac tomó la decisión de no quedarse en el lugar de prosperidad, seguridad o productividad (Rehobot, v. 22), sino en el lugar de comunión con Dios y Beerseba, que era el lugar óptimo. Fue allí donde Dios hizo un pacto con él.
Isaac se quedó en el lugar donde adoró al Señor e inmediatamente leemos dos afrimaciones a las que todos deberíamos apuntar como líderes en nuestras vidas: «Hemos visto que Jehová está contigo» (v. 28) y «tú eres ahora bendito de Jehová» (v. 29). El lugar óptimo de bendición es donde sabemos que estamos con Él y que nos involucramos en las mismas cosas que Él se involucra.
Puntos de Oración
- Padre, permite que nuestros corazones nunca cesen de arder con el deseo de estar contigo. Que nuestros días sean llenos de la constante búsqueda de tu presencia y guía de tu Espíritu Santo en nuestras vidas.
- Padre, ayúdanos a medir el éxito en nuestras vidas por nuestro nivel de obediencia a las indicaciones del Espíritu Santo. Ayúdanos a tener oídos para oír tu voz. Permítenos nunca contentarnos con algo bueno, sino ayúdanos a buscar el lugar óptimo que es estar contigo en adoración.
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