La Escritura de Hoy
“No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan. Y no entristezcan al Espíritu Santo de Dios, por el cual fueron sellados para el día de la redención. Sea quitada de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos, insultos, así como toda malicia. Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo”.
—Efesios 4:29-32 (NBLA)
Escritura Adicional
“Pero Yo les digo la verdad: les conviene que Yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a ustedes; pero si me voy, se lo enviaré. Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio; de pecado, porque no creen en Mí; de justicia, porque Yo voy al Padre y ustedes no me verán más; y de juicio, porque el príncipe de este mundo ha sido juzgado”.
—Juan 16:7-11 (NBLA)
Reflexione en la Palabra
Se cuenta la historia de una persona crítica que se acercó al fundador del metodismo, John Wesley, en un servicio religioso y le dijo: “Mi talento es decir lo que pienso”. Wesley supuestamente respondió: “¡Ese es un talento que al Señor no le importaría en lo más mínimo que enterraras!”.
Por muy gracioso que parezca, no hay nada divertido en las conversaciones malsanas y poco constructivas que tan a menudo salen de nuestras bocas. Se nos exhorta a deshacernos de la amargura, la rabia, la ira, las peleas, la calumnia y la malicia. Es un buen comienzo; sin embargo, no termina allí. Luego debemos reemplazarlos con algo mucho mejor: bondad, compasión, perdón y amor. Este proceso transformador es una obra del Espíritu. Nuestra respuesta apropiada a la obra del Espíritu es el arrepentimiento, y el dar fruto espiritual acorde con ese arrepentimiento.
Oración + Contemplación
- Reflexione en estas Escrituras y permita que el Espíritu Santo lo acompañe, ayudándole a deshacerse de aquello que no debería estar en su corazón, y reemplazarlo con algo mucho mejor.
- Al enfrentar situaciones desafiantes, ore el Salmo 141:3 sobre su vida: “SEÑOR, pon guarda a mi boca; vigila la puerta de mis labios” (NBLA).
- ¿Ha estado diciendo lo que piensa en una manera malsana, sea en la cara de alguien, a sus espaldas o en línea? No podemos revivir el pasado, pero nos podemos arrepentir de él. Tome un momento para arrepentirse y buscar el perdón del Señor, y tal vez, hasta de alguna persona en particular que usted haya ofendido.