El mundo se está moviendo sobre sí mismo. Fronteras se están cruzando y naciones enteras están siendo dispersadas.
Matrimonios transculturales y negocios internacionales están llenando nuestras ciudades y pueblos con una diversidad que no estaba ahí antes. Familias multiculturales y mezcladas se están volviendo más comunes, y la mayoría del mundo es multilingüe.
Como las manos y pies de Jesús, somos llamados y comandados a abrir nuestros brazos a toda la gente, así como Cristo estiró Sus brazos totalmente en la cruz. Nuestros corazones deben estar abiertos a amar a la gente frente a nosotros. Nuestras manos siempre listas para servir a toda tribu y lengua. Nuestros hogares deberían estar equipados para ministrar el evangelio a nuestras comunidades con el amor del Salvador, aun cuando no compartamos el mismo color de piel o lenguaje primario.
¿Estamos compartiendo el amor de Dios con vecinos, naciones y generaciones, dondequiera que el Señor haya plantado nuestros pies? ¿Cómo verán al Salvador, a menos que lo vean a través nuestro?
“Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.” (Is. 45:22, RVR1960).
Oración + Reflexión
- Corazón Abierto – Ore que los deseos de su corazón reflejen el corazón de Dios Padre, que toda la gente conozca Su amor.
- Manos Abiertas – Pídale a Dios su guía al buscar servir a su comunidad y ciudad generosa, amorosa y efectivamente.
- Hogar Abierto – Ore por su hogar y sea guiado por el Espíritu Santo al convertirse en amigo de pecadores, como lo fue Jesús, dondequiera que se encuentre.