Rick Fry

“Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”. (Mateo 10:8, RV1960)

Muchas veces he orado por los enfermos sin resultados visibles—tanto que de hecho dije: “Señor, ya no me mandes más a hospitales para orar por los enfermos. Probablemente morirán”.

Sin embargo en los últimos meses, he pasado tiempo meditando en las Escrituras (Mateo 10:8; Juan 14:12). Mi iglesia ha estado contendiendo por las promesas de Dios, como también pasando muchas horas en oración, adoración y ayuno colectivo. Hemos visto a múltiples personas sanadas de cáncer, condiciones letales del corazón curadas y relaciones rotas enmendadas.

Una mujer en nuestra iglesia fue sanada de migrañas de las que había sufrido constantemente durante más de 35 años. Su esposo, un no creyente, le dijo que si su Dios la sanaba, él vendría a la iglesia.

Hambrienta de que su esposo conociera al Señor, ella pasó adelante por oración. No sintió nada, pero declaró y creyó: “¡Soy sana!” Después de una semana, su escéptico esposo probó la sanidad de ella dándole de comer cada comida que desencadenaba sus migrañas. Ella ahora ha estado libre de migrañas por seis meses y come lo que quiere. Su esposo recibió a Jesús y su vida está cambiando.

Contendamos por lo que Jesús prometió: que nuestras vidas serían un lugar de fe, un lugar donde los milagros y la restauración comiencen.

Oración + Reflexión
1. Crea. Pida a Dios por fe para creer lo que Él ha dicho.
2. Haga lugar. Provea tiempo en sus cultos semanales para que la gente responda a Su llamado.
3. Esté dispuesto. Tenga una disposición a dar un paso de fe, contendiendo para que Su reino venga.

pastor principal de The Rock (Danville Foursquare Church) en Danville, California.
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