Después de pastorear una iglesia Cuadrangular en Brasil por 11 años, fui conmovido por Jesús a mudarme a los Estados Unidos, a la ciudad de Atlanta, y plantar una iglesia. Este fue, sin duda alguna, el desafío más grande de mi vida.
Como plantador de iglesia en otro país, era fácil enfocarme en lo que todavía no tenía, y fue difícil no permitir que pensamientos negativos guiaran mis actitudes o afectaran mi visión para el futuro.
Viviendo esta experiencia, aprendí que Dios nos cambia antes de cambiar nuestras circunstancias. Yo no veía una forma de alcanzar a la gente. No sabía cómo sucedería, pero Isaías 43:19 me prometía que Él “haría cosa nueva” y “abriría un camino” (RVR1960).
En medio de la duda y lo desconocido, encontré descanso y favor en un Dios que obra a favor de aquellos que esperan en Él. Entonces comenzaron a darse algunos “encuentros divinos”, y vimos un camino hacia el crecimiento.
Mantengamos la llama en nosotros ardiendo para el evangelismo, porque sin ese fuego de pasión, los ministerios se pueden estancar, las relaciones pueden languidecer y los sueños morir (Rom. 12:11-13, MSG).
Oración + Reflexión
- Oh, Dios, no permitas que nos distraigamos, sino que nos enfoquemos en la misión que Tú has colocado ante nosotros.
- Ayúdanos a hallar nuevas maneras y oportunidades como “ríos en el desierto” (Is. 43:19).
- Que la llama de la pasión esté constantemente encendida en nosotros.
