El primer invierno en nuestro nuevo hogar, soñé con cobijas cómodas, chocolate caliente, nevadas y los sonidos de un fuego crepitante.
Entonces llegó la estación, y fui enfrentada con la realidad de que las hojas caen, y los árboles desnudos exponen todo lo que alguna vez estuvo oculto. La basura de nuestro vecino, previamente enmascarada por el hermoso follaje de otoño, estaba ahora a la vista, manchando mi linda vista.
Así que, ¿cuál es nuestra respuesta cuando nuestra visión de cobijas, chocolate y comodidad son cambiados por la incomodidad de lo que realmente está al acecho en nuestro propio vecindario?
Cuando el desorden de otros reduce el valor de nuestra propia propiedad y cambia nuestra visión personal, ¿cerramos simplemente las persianas, nos refugiamos donde estamos y oramos que la nieve lo cubra? Cuando la inclemencia del invierno busca dividir, ¿abriremos en cambio las persianas, empacaremos nuestro chocolate caliente y cruzaremos la calle en el frío intenso?
Cuando el quebrantamiento del mundo llegue cerca de casa, nos impacte, y hasta tal vez nos lastime, oremos que el amor y no la auto-preservación, siempre nos mueva (Fili. 2:3-4).
Oración + Reflexión
- Ore que la iglesia sea movilizada—que depongamos nuestros derechos, crucemos calles y superemos divisiones.
- Ore por perseverancia en medio de los dolores del ministerio, para que veamos la primavera y nueva vida nacer en nuestras comunidades.
- Ore por ver no solamente lo que la naturaleza ha expuesto, pero también—con visión sobrenatural—ver a toda la gente como portadores de la imagen de Dios.