Escritura de Hoy

Escritura Adicional

Reflexione en la Palabra

Cada hija e hijo de Dios, cada miembro del cuerpo de Cristo ha recibido una capacidad espiritual que nos otorga acceso a un entendimiento y un poder que van más allá de los nuestros. Estos dones no son rasgos de personalidad ni talentos; no se pueden encontrar en la caja de herramientas de nadie. Al contrario, vienen de lo alto.

Aunque generalmente se los denomina “dones espirituales”, estas capacidades para funcionar de manera sobrenatural incluyen más de una categoría de cosas espirituales (dones y ministerios) y diferentes formas en las que funcionan (actividades). Por ejemplo, el don de profecía no es lo mismo que el ministerio de un profeta, y algunas profecías consuelan mientras que otras anuncian el futuro.

Con el tiempo nos volvemos más sensibles a la voz del Espíritu a ejercer un don y una función en nuestro ministerio. Y aprendemos a cooperar más plenamente con el Espíritu Santo, hablando las palabras que Él nos da para compartir y realizando las acciones que Él nos pide que hagamos.

Esa asociación produce resultados milagrosos en la vida de los demás—y es por eso que Pablo nos anima a buscar los dones espirituales con tanto fervor (1 Corintios 12:31, 14:1,12).

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