Escritura de Hoy

Escrituras Adicionales

Reflexione en la Palabra

La mayor parte de la vida es espiritual, abarcando cosas que no podemos captar con nuestros sentidos físicos, y misterios que no podemos desentrañar con el pensamiento natural. Las buenas intenciones y los planes magistrales no hacen mucho progreso contra las fuerzas espirituales. Por eso oramos.

Pero cuando no sabemos lo que Dios quiere hacer en nuestra situación, o cuando no encontramos palabras para expresar adecuadamente lo que hay en nuestro corazón, ¿cómo oramos? Gracias a Dios, no estamos solos para saber qué orar. El Espíritu Santo se ofrece a guiarnos.

El Espíritu sabe lo que hay en el corazón de Dios y exactamente lo que Él quiere en nuestra vida. El dirige nuestra intercesión de manera acorde, guiándonos a orar sobre los misterios espirituales y la voluntad de Dios para nuestra vida. El Espíritu también pone palabras en nuestros labios que expresan lo que es demasiado profundo para nuestras palabras. Debido a que los pensamientos de Dios no son como los nuestros, las palabras de oración guiadas por el Espíritu no tienen sentido para nuestras mentes. Nuestra “lengua materna” nos permite orar por lo que sí entendemos, y nuestra “otra” lengua nos permite orar por lo que no entendemos.

Oración + Contemplación