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“Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor;
conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones.
Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado.
Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado. Contra ti he pecado, solo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable.
Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre.
Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría. Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve. Anúnciame gozo y alegría; infunde gozo en estos huesos que has quebrantado. Aparta tu rostro de mis pecados y borra toda mi maldad.
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me alejes de tu presencia ni me quites tu santo Espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu obediente me sostenga.
Así enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se volverán a ti.
Dios mío, Dios de mi salvación, líbrame de derramar sangre,
y mi lengua alabará tu justicia.
Abre, Señor, mis labios, y mi boca proclamará tu alabanza.
Tú no te deleitas en los sacrificios ni te complacen los holocaustos;
de lo contrario, te los ofrecería.
El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado;
tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido.
En tu buena voluntad, haz que prospere Sión; levanta los muros de Jerusalén. Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, los holocaustos del todo quemados, y sobre tu altar se ofrecerán becerros.”
—Salmo 51 (NVI)
“Les daré integridad de corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Les quitaré su terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo, para que obedezcan mis decretos y ordenanzas. Entonces, verdaderamente serán mi pueblo y yo seré su Dios.”
—Ezequiel 11:19-20 (NTV)
Oración + Reflexión
- Al comenzar estos 21 días, ore el Salmo 51, personalizándolo desde una postura de contrición, confesión y arrepentimiento.
- Pídale a Dios un corazón sensible y receptivo, y camine en la gracia, gozo y liberación que Él tiene para usted.
- Ore por un espíritu dispuesto, y pídale al Señor que la alabanza perpetua sea demostrada en maneras más amplias por medio de su vida.