Al prepararnos para 21 Días de Ayuno + Oración, es un buen momento para recordar que no estamos solos en nuestra intercesión. Tenemos un Consolador que ha sido enviado por el Padre para fortalecernos de muchas maneras, pero ninguna más importante que nuestra capacidad de orar eficazmente.

En su carta a los romanos, Pablo nos dice sin rodeos: «No sabemos orar como debiéramos» (Romanos 8:26, NBLA). Quiere decir que ninguno de nosotros lo sabe. Dejados a nuestros propios pensamientos, todos tendemos a errar al blanco. No lo dice para avergonzarnos, sino para alertarnos sobre un hecho importante: necesitamos la ayuda de Dios para saber qué decirle.

Pero antes de hablar de las maneras en que el Espíritu Santo hace esto, primero reconozcamos que no hay nada malo en hablar libremente con Dios. ¡A Él le encanta! Es bueno tener esas conversaciones fluidas de forma regular. Pero, como todos sabemos, hay situaciones en las que nos quedamos sin palabras. La necesidad es demasiado grande, compleja o de larga duración.

Tenemos un Consolador que ha sido enviado por el Padre para fortalecernos de muchas maneras, pero ninguna más importante que nuestra capacidad de orar eficazmente.

En esos momentos, necesitamos la ayuda del Espíritu Santo para orar «conforme a la voluntad de Dios» (Romanos 8:27, RVR1960), porque cuando lo hacemos, «el que escudriña los corazones» (Dios el Padre) escucha nuestras oraciones. Y recordemos lo que dijo el apóstol Juan acerca de las oraciones que Dios escucha:

«Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho» (1 Juan 5:14-15, RVR1960).

Entonces, ¿cómo oramos oraciones que digan las cosas correctas? ¿Cómo hace el Espíritu Santo para alinear nuestras peticiones con la voluntad de Dios?  Estas son tres maneras que lo hace:

 

Primero, el Espíritu Santo intercede con gemidos con nosotros.

Romanos 8:26 dice: «Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles» (RVR1960)

Hasta que muramos o tenga lugar la resurrección, usted y yo debemos vivir nuestras vidas en cuerpos que envejecen y luchar con nuestra carne rebelde en un mundo caído. Pero Pablo dice que nuestra mayor debilidad no son nuestros cuerpos, ni nuestra carne, ni el mundo; es la ineficacia de nuestras oraciones. Él dice que somos débiles porque tendemos a pedir las cosas equivocadas, no las cosas que Dios quiere realizar en y a través de nosotros. Así que, para compensar esto, el Espíritu Santo comunica continuamente y sin palabras nuestras verdaderas necesidades al Padre.

La forma que Pablo elige las palabras aquí es muy interesante. Él dice específicamente que esta súplica se hace sin hablar. Obviamente, Dios no necesita palabras para comunicarse. De alguna manera maravillosa y misteriosa, el Espíritu expresa continuamente nuestros anhelos más profundos, y eso significa que podemos confiar en que Él nos responderá. ¿Por qué? Porque esas oraciones asistidas por el Espíritu surgen de corazones transformados que aman a Dios y anhelan obedecer Su voluntad.

 

En segundo lugar, el Espíritu Santo nos da la capacidad de orar de forma sobrenatural.

1 Corintios 14:14-15 dice: «Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento» (RVR1960).

Si miramos de cerca lo que Pablo dice, descubriremos que está revelando indirectamente el contenido de lo que se dice cuando una persona habla en lenguas. Aprendemos que nuestro espíritu humano está orando en un idioma desconocido (para nosotros) que supera las limitaciones de nuestro intelecto. Hemos sido liberados del control de nuestra timidez, vergüenza e incluso de nuestra teología confusa para poder derramar libremente ante Dios nuestros anhelos, acciones de gracias e intercesiones. Creo que cuando oramos de esta manera, lo hacemos con un nivel de abandono que nos sorprendería si supiéramos lo que nuestro espíritu redimido está diciendo.

 

Finalmente, el Espíritu Santo guía proféticamente nuestras oraciones por la palabra de conocimiento, la palabra de sabiduría y discernimiento (ver 1 Corintios 12:8).

Cuando buscamos Su liderazgo, Él nos da percepciones que nos centran en el objetivo correcto. Hay una diferencia real entre orar oraciones generalizadas y teológicamente sólidas y reconocer la raíz espiritual de un asunto y luego centrar nuestras oraciones en la fuente subyacente de un problema. Y hay una diferencia notable en los resultados. Todas las oraciones son reconfortantes, pero las oraciones dirigidas por el Espíritu son poderosas.

Así que, mientras nos preparamos para interceder durante estas primeras semanas de 2025, . Y recuerden, «el que escudriña los corazones” nos escucha. ¡Estamos a punto de ver cómo se moverán algunas montañas!

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is a retired senior pastor who served at Northwest Church (Federal Way Foursquare Church) in Federal Way, Wash.